lunes, 25 de julio de 2016

Parque Durmitor, Montenegro. Imprescindible

Nos despertamos y empezamos a recoger con la tranquilidad habitual. Al poco nos volvemos a enrollar con los vecinos y sin darnos cuenta eran las 14:00 horas. Se notaba que había ganas de charlar, tantas que comentó Lluis que deberíamos establecer un sistema de turnos jejejeje. Ya no vamos contra la inercia, sino a favor de ella. A los 10 metros, pum!!!!!, fallo total. No puse bien el enganche de la caravana y se soltó. Otra vez todos los cables que conectan la caravana a freír espárragos. Que rabia, pero es lo que pasa cuando te desconcentras un momento. Bueno, disciplina asiática. Sacar herramientas, solicitud al equipo de 45 minutos de soledad, cervecita al finalizar la reparación y en carretera otra vez. Es un recordatorio que no se puede bajar la guardia ni un segundo. La suerte es que ocurrió dentro del camping, no queremos ni imaginar qué hubiera ocurrido si pasa en mitad de la carretera.

El camino es probablemente uno de los mas bonitos que hemos recorrido. Con el cañón acompañándote durante todo el trayecto y atravesando decenas de túneles. Luego otra pequeña carretera rural, enana, empinada pero que cruza el Parque Nacional de Durmitor. Un lujo para los sentidos pero no para los nervios del conductor y el copiloto. Precipicios de vértigos, paisajes alucinantes y una sensación de estar en un sitio excepcional.

Llegamos al camping casi anocheciendo. Uffff que impresión. Las vistas a la montaña únicas, pero las instalaciones cercanas al chabolismo. Respiramos hondo, instalamos el campamento y a la cama. Confiamos que el despertar mejore las sensaciones.

A la mañana siguiente la luz nos confirmó que era un campamento muy básico. Tripas corazón, cafelito y a visitar el lago Negro. Otra maravilla. Emilio se bañó para variar en sus frías aguas, un picnic y a juí, que llegaban las hordas del turismo masivo.

Por la tarde nuestros cuerpos inquietos nos pedían más guerra. Así que intentamos ir a las profundidades del río Tara, pero el tiempo se nos echó encima y a mitad de camino decidimos, con buen criterio, desistir. 

Desistir es algo difícil, pero es necesario saber cuándo hacerlo. Aquí el copiloto es fundamental, si no, lo que se suponía una bonita excursión se convierte en un tormento para el resto. 

Nos retiramos a una bonita terraza con un parque infantil. Cervecitas y relajación, que el cuerpo nos lo pide.

Con pena al día siguiente levantamos el campamento, pim pam pum, todo recogido, la caravana bien enganchada, y carretera y manta, que nos espera la preciosa Bahia de Kotor, pero eso es otra historia...














To be continued...

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias por las fotos, imagino vuestras retinas impresionadas por esos paisajes tan bonitos.
Muy buena la crónica :-))) y por favor, Rafa, "momento enganche"... ya está ¿no?

Je je je, un beso muy gordo para los cuatro y a seguir disfrutando.

No os podéis imaginar los ratos tan buenos que paso leyéndoos y viéndoos desde este "veraneo en Madrid".