martes, 2 de agosto de 2016

Camino a Plav y primeros pasos en Albania

Otra vez en marcha. Deshicimos el bonito camino, parando a coger diminutas fresas silvestres, camino a Plav, ciudad fronteriza con Albania. Pero antes queríamos parar en el Parque Natural de Biogradska. Implicaba un pequeño rodeo, pero mereció la pena. Un precioso bosque de hayas rodeando un lago, un lugar con un punto mágico que solo la lluvia nos impidió visitar con plenitud. La lluvia, la tormenta, el diluvio universal. Carreteras con una cuarta de agua, qué enfadados estaban los dioses por aquí!!!! Apretamos los cuerpos y seguimos con cautela. Poco a poco se fue dispersando y unas horas mas tarde llegamos a Plav.

-          Tengo apuntado que el camping Gusinje Krojet tiene buenos servicios.
-          Que bien, nos hace falta una buena ducha, que olemos a caballo y fresas del bosque.
-          Decidido. Pero… no aparece en nuestros mapas y aparatos tecnológicos.
-          Preguntando se llega a Roma.
-          Vamos a intentarlo.

El camping… un restaurante, regentado por una mujer ruda, seria y distante, con un prado donde estaban las ovejas y sin ninguna instalación. Un simpático camarero, cincuentón y parlanchin, nos hizo sentir que la ducha podría esperar. Y las vistas a la montaña no tenían precio. Plantamos la caravana y disfrutamos del entorno, que al día siguiente  teníamos una etapa dura,  marcada con una X en nuestro planning.

Un buen desayuno, despedida cariñosa de los trabajadores del camping, incluso de la ruda propietaria y rumbo a la frontera.

Tal y como la cruzamos, dos casetillas con una barrera y un solo policía, se acabó el asfalto. Así, sin paños calientes, del tirón. Estábamos en Albania.

La pista estaba destrozada, con agujeros enormes. Al ritmo del tran – tran, disfrutando de un sitio que se nos antojaba bastante aislado recorrimos sus 20 kilómetros. De nuevo el equipo humano y rodante de diez. Cuando nos dimos cuenta estábamos sobre una magnifica y solitaria carretera. Qué bien, ya queda menos para el Lago Shkoder, teníamos ganas de descansar, ducharnos y recomponernos.

Pensando en la bonita ruta que acabábamos de hacer, de repente, en una curva aparece un mercedes a toda velocidad invadiendo el carril contrario, vamos, nuestro carril.

Piiiiiii Piiiiiiiiii sonaba el claxon del toyota. Frené en seco.

El conductor con cara descompuesta pierde el control y pummmmmm. Miro por el espejo retrovisor y veo como salen despedidos muchísimos trozos de plástico.

-          Cris, le han dado a la caravana, le han dado a la caravana !!!! (me faltó decir meidei meidei)
-          Me cag….. en sus muert……..

Nos bajamos temiéndonos lo peor. El conductor borracho con unas pintas terribles, en medio de los nervios y la lógica discusión intentando revisar los daños. No eran para tanto, podríamos continuar el viaje, un poco de cinta americana y a juí. Nos despedimos de ellos, con una falsa sonrisa pensando en nuestros adentros que a ver si el conductor coge la gonorrea como penitencia a su imprudencia.

Nos dejó un poco tocados, lógico, pero había que continuar. Cuando llegamos al camping y entramos, nos relajamos. Tiene un entorno idílico, con un césped gigante, a pie de lago, con sombrillas, bar y un buen ambiente de viajeros. Lo necesitábamos. Aquí estuvimos un par de noches, recomponiendo los cuerpos, la caravana, la ropa y los ánimos. Hacia falta y mucha.

Dejamos Shkoder rumbo a Valbona, otra X en nuestro mapa, que pena, cada vez nos quedan menos por recorrer en los Balcanes.











To be continued...

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

segundo intento...

Relato con sonidos, olores y con fotos de regalo para la retina,
sois increíbles, geniales, y seguís dando mucha envidiaaaaaaaa.
MUUUUAK, MUUUUUAK, MUUUUUAK, MUAAAAAAK